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30/06/2024La publicación reunirá el trabajo de estudio de muchos años en un formato simple, didáctico e ilustrativo destinado a la comunidad y sociedad civil.
A tan sólo 13 km y 22 minutos del centro de la ciudad de Concepción se encuentra el Parque Botánico de Hualpén, espacio natural que es parte de la península del mismo nombre y que da acceso a la desembocadura del río Biobío.
Las y los penquistas suelen visitarlo frecuentemente debido a su cercanía con la zona urbana como un refugio de naturaleza que resiste ante las amenazas antropogénicas a lo largo del tiempo.
Junto con la Reserva Nacional Nonguén y la Península de Tumbes son parte de los tres pulmones verdes que quedan en la Provincia de Concepción.
En este sitio de alta biodiversidad destaca la presencia de especies de fauna como el monito del monte (Dromiciops gliroides) y otras endémicas y en peligro de extinción como el queule (Gomortega keule) y el pitao (Pitavia punctata).
Además, este lugar es considerado de gran importancia para las aves a nivel mundial (Sitio de Importancia para la Conservación de Aves, IBAS).
Con la intención de aportar conocimiento a las comunidades y movimientos sociales para proteger el territorio mediante la educación ambiental, los investigadores Dr. Lohengrin Cavieres del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), y el director del herbario CONC, Dr. Carlos Marcelo Baeza -ambos del Departamento de Botánica de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas de la UdeC- y el equipo de comunicaciones del IEB, trabajan en la publicación gratuita del libro/guía de campo “Árboles del Parque Botánico de Hualpén”.
La publicación reunirá el trabajo de estudio de muchos años en un formato simple, didáctico e ilustrativo destinado a la comunidad y sociedad civil. Cabe señalar que esta iniciativa fue parte del trabajo y anhelo del destacado profesor Dr. Roberto Rodríguez (†) de la misma Facultad, para visibilizar y valorar la flora de nuestro territorio.
Queule, peumo, boldo y pitao son algunos de los árboles patrimoniales que se encuentran en este espacio y que estarán en la guía de campo. Las combinaciones de estas especies se dan en pocos sitios del país; son muy particulares, pues la biogeografía del bosque costero de la ciudad de Concepción combina elementos del sur lluvioso del bosque valdiviano con los elementos del norte que son secos. Esta es una zona de transición importante que mezcla elementos, por eso su alta biodiversidad.
Contexto socioambiental
El Santuario, único en la Región del Biobío, posee 2.662 hectáreas las cuales en su mayoría son de propiedad privada. Dentro de él se encuentra el Parque Pedro del Río Zañartu, el cual tiene una superficie de 552 hectáreas.
Este territorio fue declarado Santuario de la Naturaleza en 1976 gracias a la proyección que realizó el mismo Pedro del Río en su testamento, donando este espacio a la ciudad. Mantener el predio abierto y cuidarlo para el goce de penquistas fue la indicación que ha permitido contemplar el paisaje biodiverso y el bosque nativo existente como un patrimonio natural el cual tiene potencial para la conservación ecológica, educación ambiental y recreación respetuosa para el Gran Concepción.
Sin embargo, hoy en día el Santuario se encuentra fuertemente amenazado por diversas acciones extractivistas que han puesto en peligro su existencia, entre ellos proyectos inmobiliarios, plantaciones forestales y turismo insostenible.
Es importante señalar que este santuario no cuenta con un estatus nacional de protección y su plan de manejo sigue en trámite en el contexto del Plan Regulador Metropolitano.
“Hace rato que tenemos una fuerte presión inmobiliaria; se genera una paradoja bien extraña para nosotros, porque en la propaganda se destaca vivir en un entorno verde conectado con la naturaleza, pero la construcción misma implica la destrucción de la naturaleza”, señaló el investigador Dr. Lohengrin Cavieres.
“Lo suyo no es ecológico, y nosotros como ciudadanos tenemos que tomar decisiones si estamos dispuestos a que la ciudad siga creciendo en lugares que -desde nuestra perspectiva- nos priva de patrimonios naturales muy interesantes”, destacó el investigador.
Por otro lado, el Dr. Carlos Baeza señala que a nivel ciudadano todavía no se toma conciencia de su importancia, lo que ha derivado en la fragmentación del paisaje.
“Es importante el resurgimiento de emprendedores locales que trabajan por un turismo sustentable en la península, descendientes de trabajadores de las caletas que poseen una visión interesante sobre su protección, son personas muy preparadas, es estimulante cómo se han organizado socialmente para defender el territorio”, destacó.
Estos pulmones verdes son las últimas áreas que quedan del relicto del bosque costero de Concepción. Toda la costa de la Región del Biobío se transformó completamente a partir del siglo XIX, ante ello es importante conocerlo y disfrutarlo.
“Hay una baja valoración y son pocos los lugares que nos quedan con un acceso expedito para disfrutar de este tipo de ecosistemas” destacó el Dr. Cavieres.
Asimismo, destaca la presencia de especies emblemáticas como es el caso del pitao, representante de un linaje único y muy antiguo. “Este linaje surge cuando esta zona tenía un clima tropical, de ahí derivan los grandes depósitos de carbón en la zona, depósitos que quedaron de la era mesozoica, por eso esta tierra es tan rica en carbón, así de interesante es este sitio. Es como tener todavía un dinosaurio vivo y presente”, señaló el Dr. Cavieres.
Parque Botánico de Hualpén
En la década de los ´70, la gobernación de Talcahuano cedió en comodato 73 hectáreas del parque Pedro del Río Zañartu al Departamento de Botánica de la Universidad de Concepción para formar el Parque Botánico de Hualpén, en donde investigadoras e investigadores han conservado su flora y fauna nativa con fines educativos y científicos.
Esta estación tiene una connotación especial, pues fue parte de las primeras salidas a terreno y formación de estudiantes, creación de herbarios y tesis de pre y postgrado de las carreras de botánica, agronomía, zoología, forestal, etc.
“Es una pequeña muestra de lo que hubo probablemente mucho más distribuido y que fue arrasado por plantaciones de pino y eucaliptus fundamentalmente”, señaló el Dr. Baeza.
“Hay un bosque costero esclerófilo, el cual tiene su límite en este territorio. Son árboles grandes que no cortaron, representa un botón, un laboratorio natural pequeño que tiene mucho que ofrecer a la comunidad para darle espacio a la reflexión, su biodiversidad está disponible para quienes la quieran conocer y apreciar”, destacó el Dr. Baeza.
“En la medida que los movimientos ciudadanos exploren más las virtudes de este espacio, creo que podría tomar una fuerza importante como sucedió en Nonguén, en donde su protección surgió básicamente por la presión de la gente”, señaló el Dr. Cavieres.
Para ello es vital seguir generando acciones para conocer el santuario y atesorarlo, “es la única vía para conservarlo de forma efectiva, que al colectivo le interese y lo valore”, señaló.
Crédito: Noticias UdeC. Fotografía de portada: Dr. Jaime Espejo.